Si una particularidad se puede destacar de esta bella ciudad son las rosas que rodean todas las veredas de sus calles.
Rojas, rosadas, moradas, blancas, amarillas, naranjas son los colores que deslumbran los ojos de todo turista que recorre este atractivo poblado.
Si alguien se tienta por extraer una de ellas pronto recibirá la condena por querer apropiarse de su belleza y aroma. Por arrancar una rosa, aunque se encuentre en la vía pública, tendrá que trabajar en el cuidado de las mismas durante el período de tiempo que el Municipio de la ciudad lo decida, para redimir la falta ocacionada.
Solo cada frentista puede extraer alguna flor de su planta.
Esta política, de plantar rosales en los costados de las veredas de San Martín de los Andes, se implementa desde hace aproximadamente dos décadas. Cada vecino que poda su planta le da gajos a otros vecinos para que los implanten en el frente de sus casas y así, en el verano, florece la ciudad.
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